Martes, 20 de marzo, 12:07 pm., se presenta en la Ciudad
de México el más fuerte temblor después del sismo de 1985 (7.4 grados en la escala de Richter).
Relato fantástico
A medio día, mi grupo se encontraba en el tercer piso de la escuela, en la clase
de música. Éste no era mi salón habitual; mi salón se encuentra en el segundo
piso.
Los lápices, los colores
y sus estuches empezaron a caerse de los pupitres. Después sonó la alarma de la
escuela. Algunas Misses se asustaron mucho y se pusieron mega-nerviosas.
Todos los niños salieron de sus salones. A pesar de que las Misses decían que debíamos
salir ordenados del salón, todos los niños salieron gritando y corriendo.
Como lo ensayado miles de veces en los simulacros, fuimos
a sentarnos al patio. Ahí esperamos un rato, mientras tanto nos pusimos a platicar sobre lo que habíamos sentido en el temblor.
Después de varios minutos, las Mises nos dijeron que ya podíamos regresar a los salones; nos quedamos pasmados con esa instrucción ¡qué tal si volvía a temblar!
Al llegar al salón, éste se veía desordenado; la silla de la Miss se había caído, los gises
del pizarrón estaban regados en el suelo, los estuches de los lápices también se habían
caído. Tuvimos que recoger las cosas para poder irnos a nuestras casas.
Todo el tiempo estuvimos hablando del temblor, incluso a la
hora de la salida.
No recuerdo que alguien haya salida lastimado, pero mi Mamá al
recogerme se dio cuenta de que yo tenía un moretón en la cara, lo que me
hizo recordar que al correr choque contra algo. Tal vez éste fue uno de muchos
pequeños accidentes que sucedieron durante el temblor.
EAMG